Coordinadora contra los peligros de Bayer
La industria alemana emplea las tácticas utilizadas por las ONG en sus campañas
Después de Seattle los empresarios europeos han optado por dejar a tales políticos como a Lamy, el Comisionado de la EU, la labor de enfrentar a los críticos de la OMC. Existen, sin embargo, fuertes indicaciones de que esta estrategia se asemejará cada vez más a la que toman las empresas en los Estados Unidos, y que la industria europea asumirá distintas formas de contracampañas que conlleven a menoscabar el creciente poder percibido en las ONG. Un documento de estrategia de la poderosa asociación de industrias alemanas (BDI), que fue divulgado, revela que la industria alemana está planeando realizar campañas al estilo ONG para ganar el apoyo público respecto a las políticas de inversión y comercio internacional beneficiosas para las corporaciones.
Dicho documento titulado „ONG – un desafío para el comercio“, escrito para un seminario de la industria sobre ONG y la política de comercio, hace también hincapié sobre las posibilidades de debilitar las campañas de las ONG, induciendo los adversarios a un „diálogo“. El documento de la BDI denuncia la creciente influencia de las ONG ante la opinión pública. Su poder, dice el documento, se basa sobre la amplia credibilidad y confianza de la cual gozan tales ONG como Amnistía Internacional y la WWF (Fondo Mundial para la Naturaleza), así como sobre el avanzado trabajo internacional en red mediante el cual las „ONG han ganado ventaja en conocimiento y movilización“. Se menciona la campaña contra la Ronda del Milenio de la OMC como un ejemplo de la rapidez con que se pueden difundir las campañas de las ONG y de su eficacia. Es exactamente el hecho que las ONG han tomado tales tópicos como el comercio internacional y la inversión extranjera lo que le preocupa a la asociación de empresarios alemanes. Normalmente estos temas eran terreno exclusivo de los cabilderos corporativos, quienes ahora tienen dificultad en reaccionar ante los nuevos e „importantes competidores “. Es por este motivo que la BDI ha establecido un grupo de trabajo sobre la manera de hacerle frente a la amenaza ONG.
El grupo de trabajo recoge información sobre los miembros, la financiación y estructura de las ONG más importantes y elabora estrategias para responder a la crítica. Una estrategia propuesta es la de copiar tácticas de las ONG y realizar campañas dirigidas a la opinión pública, un tipo de trabajo muy poco utilizado por las empresas alemanas. El énfasis recaerá sobre los temas de controversia, como la ingeniería genética y los impactos de la globalización. La asociación BDI planea también establecer una red europea de expertos corporativos, quienes se dirigirán directamente a los políticos y a la burocracia de la UE.
La comunicación interna será reforzada mediante listas de correo electrónico – una clásica herramienta ONG. En caso de conflictos con las ONG, la BDI cuenta con tres opciones: la no reacción, la confrontación y el diálogo. La estrategia de no reaccionar, que fue la opción preferida durante muchos años, se trata simplemente de ignorar toda crítica. Sin embargo, la BDI recomienda sólo emplear esta estrategia en casos aislados donde el adversario es poco conocido, no tiene poder o es de una tendencia ideológica extrema y, por lo tanto, no se considera peligroso. La estrategia de confrontación incluye por ejemplo amenazas de enfrentar demandas judiciales, además de echar a perder el buen nombre. Esta estrategia tiende a ser contraproductiva porque produce un efecto de „David contra Goliath“, lo que puede hacer que cambie la simpatía hacia la ONG que está siendo atacada y dañar la imagen de la empresa. Por lo que la BDI le recomienda a sus miembros contemplar la opción de comprometer a las ONG en un „diálogo“: una estrategia efectiva para evitar conflictos – „sin renunciar a los propios puntos de vista“.
De hecho, el documento de la BDI no reconoce en absoluto los problemas que resultan de las políticas de inversión y comercio internacional que están bajo el control de las corporaciones. En vez de ello, claramente confirma que mediante el „diálogo“ con la sociedad civil se puede ganar la partida en el conflicto y mejorar la imagen pública. Entre los beneficios para las empresas está la posibilidad de adquirir una percepción de la fortaleza de las ONG y de sus argumentos, aprendiendo de sus conocimientos, además de „aprovechar el viento producido por las velas de sus adversarios“.
Philipp Mimkes