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IG Farben

02 de Junio de 2008, ADN Mundo

Bayer y BMW, en la mira por su pasado nazi

Un grupo de estudiantes de la Universidad de Tel Aviv, en conjunto con estudiante judíos de los EE.UU., abrirá una base de datos para emitir un documento que esclarezca la real participación e involucramiento de empresas alemanas con la maquinaria de exterminio nazi.

En el libro „Economía de Guerra y Trabajo Forzado“ de Constanze Werner se describe el proceso a través del cual la BMW se fue involucrando cada vez más con el régimen nazi y sus crímenes, hasta el punto de, deliberadamente, emplear prisioneros de campos de concentración y otros grupos humanos para realizar trabajos forzados„ comenta Werner.

Se estima que entre ocho y doce millones de judíos, roma, polacos y gente de otras nacionalidades y religiones fueron forzados a trabajar bajo condiciones inhumanas en la industria alemana durante el régimen nazi. La agencia responsable de proveer prisioneros para trabajo forzado durante el régimen nazi fue la Oficina Central Económica y Administrativa (EAMO). Su jefe, desde 1944, fue un oficial de la SS llamado Karl Sommer.

Después de la guerra, Sommer fue entrevistado por los norteamericanos sobre sus actividades durante el régimen nazi y, específicamente, sobre las compañías que habían usado esclavos.

Él señaló que a las firmas, luego de cumplir con los requisitos necesarios, se les permitía ir a los campos y elegir los prisioneros que desearan. Incluso, después de ver las horribles condiciones en que vivían los prisioneros -la muerte, inanición, tortura- las empresas elegían personas para explotarlas y conseguir mayores ganancias personales.

En la lista entregada por Sommer, la BMW aparece cuatro veces. En total, dicha empresa automotriz admite haber usado entre 25 y 30 mil prisioneros de guerra y reclusos de campos de concentración como esclavos. El dinero equivalente a los sueldos que esta gente hubiera recibido -calculado en al menos 20 centavos de dólar por hora al tesoro de la SS, el que a su vez servía para financiar la aniquilación de los mismos trabajadores. Otras firmas de la lista de Sommer incluyen a Ford, Krupp, Siemens, Bayer, Porsche y Daimler-Benz (Mercedes), Audi, Siemens, Cámaras Leica y Volkswagen.

Bayer comenzó como una compañía química mucho, conocida como IG Farben. Al igual que Krupp y Siemens, ésta operó en el campo de la muerte de Auschwitz, donde usaba a los prisioneros produciendo goma sintética y aceite. Sin embargo, la más espantosa de las actividades de Bayer, fue la producción del Zyklon B – el veneno usado por los nazis en las cámaras de gas.

Durante los juicios de Nüremberg, 24 ejecutivos de IG Farben fueron acusados y condenados en cinco causas, incluyendo “esclavitud y genocidio“. Se estima que entre 25 y 30 mil personas, que trabajaron para Bayer en Auschwitz, murieron allí. Las expectativas de vida de este tipo de empleados eran 3 y medio meses.

Eva Mozes Kor y su hermana melliza Miriam tenían apenas 9 años cuando Josef Mengele les inyectó en Auschwitz, el campo de concentración nazi, una serie de productos químicos supuestamente fabricados por Bayer como parte de los experimentos genéticos que realizó con un total de 1.500 mellizos. Miriam, murió en 1991 de una enfermedad al riñón provocada por aquellos experimentos. Algunos de esos experimentos incluían la inyección de productos químicos tóxicos y gérmenes, conocidos porque provocan determinadas enfermedades, para probar la eficacia de los diversos medicamentos. Según su Miriam Kor, Bayer monitoreaba y supervisaba los experimentos.

El grupo de estudiantes, que lleva a cabo la investigación se propone realizar un documental, y una campaña de esclarecimiento a nivel mundial, para mostrar el pasado siniestro de algunas de las empresas que hoy se han hecho parte de la vida de la mayoría de los habitantes de las urbes mas importantes del mundo. El objetivo de los estudiantes sería determinar hasta donde han consolidado un capital a costa de la muerte y despojo de millones de personas

I.G Farben, poderoso complejo químico, fue disuelto por los aliados después de la guerra y su capital fue divido entre Bayer, Hoechst, BASF y otras compañías.